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Muestra del Taller de Cerámica Municipal: técnicas ancestrales y compromiso ambiental.

Las alumnas del taller exhiben sus obras en la Biblioteca Ramón J. Cárcano, integrando arte, cultura y técnicas de pueblos originarios.

Muestra del Taller de Cerámica Municipal: técnicas ancestrales y compromiso ambiental.

Las alumnas del taller exhiben sus obras en la Biblioteca Ramón J. Cárcano, integrando arte, cultura y técnicas de pueblos originarios.

Esta semana, la Biblioteca Ramón J. Cárcano de Bell Ville acogió la muestra anual del Taller Municipal de Cerámica, dirigido por la docente Marcela Bustos. La exposición reunió las obras de más de 60 alumnas, quienes, bajo la coordinación de Bustos, exploraron técnicas ancestrales de los pueblos originarios. El taller, que se desarrolla en la restaurada estación de tren, fomenta métodos de cocción ecológicos y el uso de materiales accesibles, promoviendo el arte cerámico con conciencia ambiental.

En diálogo con Estación 95, Bustos explicó: “Esto es típico de la región serrana. Ustedes pueden ver ollas de barro y cuencos como los que se trabajan en el norte, con toda la sabiduría de los pueblos originarios. La cerámica existe muchísimo antes de los hornos industriales y de los esmaltes. La propuesta de este año, junto a Josefina Garrone, fue acercar una cerámica accesible, trabajando con elementos naturales, lo que la hace también ecológica”.

El impacto ambiental es clave en esta práctica. Una pieza de arcilla cocida, detalló la docente, “tarda 500 años en degradarse”, mientras que una pieza esmaltada lo hace a partir de los 5.000 años. “Queríamos proponer algo económicamente accesible y de menor impacto ambiental. Las alumnas aprendieron distintas técnicas de quema, como la de pozo, que es comunitaria por la cantidad de horas que demanda y la energía que requiere. Además, quemamos piezas usando latas de salsa de tomate y hornos de ladrillo común con carbonilla, desecho de carbón que se consigue gratuitamente”.

La ubicación del taller en la estación ferroviaria restaurada agrega valor a esta experiencia, comenta Bustos: “Trabajamos en un lugar mágico como es el ferrocarril, el entorno perfecto para que la tierra vuelva a la tierra en cada pieza. La propuesta ha tenido una aceptación increíble. Este año pasaron más de 60 alumnas por el taller, tanto que muchos quedaron en lista de espera. Conocí un grupo de mujeres y me voy dejando un grupo de grandes artistas”.

La muestra, un reflejo de un año de trabajo y dedicación, continúa abierta en la Biblioteca Ramón J. Cárcano, ofreciendo un vistazo a la creatividad y la historia que este taller comparte con la comunidad de Bell Ville.

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